Comentario
Hacia el autoabastecimiento se orientaba el trabajo en el oikos, ya que en estas explotaciones se transformaban todos los productos obtenidos en las cosechas: se elaboraba el vino, el aceite o el queso, se molía el grano, se hacían conservas, se hilaba y se tejía la lana, se confeccionaban cestos, se hacían zapatos, etc. Las mujeres realizaban actividades específicas como la confección de tejidos o la elaboración de conservas vegetales. Algunas de las actividades antes mencionadas, como la recolección o la siega, eran efectuadas por cuadrillas de hombres libres que se alquilaban al dueño del oikos.
En el oikos se incluían, por lo tanto, una serie de dependencias en las que trabajaban los esclavos, que realizaban todo tipo de actividades, algunas de ellas dirigidas por especialistas. De esta manera, la adquisición de objetos para el oikos era bastante extraña, al tener cubiertas las necesidades, excepto en los objetos de lujo. Los excedentes de las explotaciones se vendían en los mercados locales. De esta manera, el oikos depende de sí mismo para la subsistencia.